SANTA CATALINA DREXEL (1858-1955) nació en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos; era hija del acaudalado banquero y filántropo Francis Anthony Drexel, descendiente de inmigrantes austriacos.
A pesar de vivir rodeada de bienes suntuosos y de recibir educación particular en su domicilio, la familia siempre inculcó a sus hijas los valores del desprendimiento y el altruismo. Catalina tuvo la fortuna de poder viajar mucho a Europa y a través de Estados Unidos.
En uno de sus primeros viajes, todavía niña, se dio cuenta de las miserables condiciones de vida de los indígenas nativos de Norteamérica y de las personas de raza negra. A partir de esta experiencia se despertó en ella el vivo deseo de cambiar esa situación.
En 1887 funda la primera de las instituciones que estableció, una escuela para indígenas norteamericanos en Santa Fe, Nuevo México. Pocos años después visitó en Roma al papa León XIII, a quien le pidió ayuda para las misiones indias que ella estaba financiando. Para su asombro, el papa le propuso que ella misma se volviera misionera.
Así, en 1891 profesó sus votos como religiosa, y fundó la congregación de Hermanas del Santísimo Sacramento, para personas indígenas y negras. Esa fue su manera de entregarse al servicio a Dios, para lo cual dispuso de los recursos de su propia herencia.
Su congregación fue creciendo con los pedidos de ayuda que llegaban de todo Estados Unidos. Durante su vida, Santa Catalina Drexel y su congregación fundaron sesenta escuelas. La más famosa fue la Xavier University, en Nueva Orleans, en 1915, pues fue la primera institución de su tipo en Estados Unidos para gente de color.
Murió a los 96 años en Cornwell Heights, Pensilvania. Fue canonizada por el papa Juan Pablo II en 1988.
SANTA CATALINA DREXEL es un ejemplo de entrega hacia las personas segregadas por motivos raciales y culturales.
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