SAN ADRIANO DE CESÁREA (¿?-309) nació en Cesárea, Palestina, en la época del emperador Diocleciano, y murió en el sexto año de las persecuciones a los cristianos.
Firmiliano era gobernador de Palestina. Adrián y su amigo Eusebio, o Euvolo, regresaban a Cesárea para ayudar a los cristianos que eran perseguidos ahí, cuando a la entrada de la ciudad fueron detenidos por los guardias romanos.
Ellos confesaron sin ningún remordimiento que eran cristianos y que habían vuelto para ayudar a sus camaradas. Los condujeron entonces ante Firmiliano, quien los mandó azotar y marcar con hierro candente.
A los pocos días, durante las festividades de la diosa romana Fortuna, San Adriano fue echado con las manos atadas a la espalda a una arena donde había un león hambriento.
Luego de haber sido atacado por la fiera, a San Adriano de Cesárea lo decapitaron con una espada. Tradicionalmente se le representa con una palma en las manos.
SAN ADRIANO DE CESÁREA es un ejemplo del martirio de los cristianos primitivos.
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