Hoy, 25 de septiembre, conmemoramos a San NICOLÁS de FLÜE, Ermitaño.
SAN NICOLÁS DE FLÜE (1417-1487) nació en Flüeli, cerca de Sachseln, en el cantón Obwalden, en Suiza, en una familia de labriegos.
Ya desde niño, San Nicolás de Flüe mostró una marcada tendencia a la soledad y a rezar en silencio. Era obediente de sus padres, pero también de las obligaciones de los ciudadanos en su país.
Entre 1440 y 1441 participó como oficial en la guerra contra Zürich, pero en vez de combatir prefería retirarse a unos arbustos ocultos a rezar. Después de la guerra contrajo matrimonio, y fue padre de diez niños.
Luego de unos años de vida campirana y familiar, San Nicolás de Flüe fue electo alcalde y juez de su comunidad, Flüeli, en 1459. Sin embargo, a contracorriente de su vida cívica y de su númerosa familia, su anhelo fue siempre vivir en soledad.
Así, en 1467 San Nicolás dejó a su familia con el propósito de aislarse del mundo para vivir como ermitaño. Haciendo caso de una de las visiones místicas que le sobrevenían de tiempo en tiempo, se retiró a una cueva en un risco que hoy en día se llama St. Niklausen, no muy lejos de Flüeli.
Ahí pasó veinte años de oración y penitencia; testigos dejaron asentado que durante este tiempo se alimentó únicamente de la Eucaristía. Sólo salía para ir a misa y si su país lo necesitaba, como en 1481, cuando se suscitó un enfrentamiento con Austria.
Ese año, él instauró la paz con una región que se quería separar, con lo que consiguió preservar la unidad de la Comunidad Helvética. Esta participación en los asuntos de interés nacional le valió en Suiza el apelativo de “Padre de la Patria”.
Con el paso del tiempo, la fama de santidad y ascetismo de San Nicolás de Flüe, o simplemente el “Hermano Klaus”, se extendió por la comarca, y muchas personas acudían desde muy lejos a pedir sus consejos.
San Nicolás fue uno de los últimos grandes místicos de la Edad Media. Su tumba en Sachseln y la capilla de St. Niklausen, levantada en el sitio donde él tenía su retiro, se convirtieron pronto en los principales sitios de peregrinación de su país.
A pesar de que su culto fue aprobado desde 1669, San Nicolás de Flüe no fue canonizado sino hasta 1947, por el papa Pío XII. Es el santo patrono de Suiza, y el único santo tradicional nacido ahí.
SAN NICOLÁS DE FLÜE nos enseña a combinar la vida cívica con la vida religiosa.
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SAN NICOLÁS DE FLÜE (1417-1487) nació en Flüeli, cerca de Sachseln, en el cantón Obwalden, en Suiza, en una familia de labriegos.
Ya desde niño, San Nicolás de Flüe mostró una marcada tendencia a la soledad y a rezar en silencio. Era obediente de sus padres, pero también de las obligaciones de los ciudadanos en su país.
Entre 1440 y 1441 participó como oficial en la guerra contra Zürich, pero en vez de combatir prefería retirarse a unos arbustos ocultos a rezar. Después de la guerra contrajo matrimonio, y fue padre de diez niños.
Luego de unos años de vida campirana y familiar, San Nicolás de Flüe fue electo alcalde y juez de su comunidad, Flüeli, en 1459. Sin embargo, a contracorriente de su vida cívica y de su númerosa familia, su anhelo fue siempre vivir en soledad.
Así, en 1467 San Nicolás dejó a su familia con el propósito de aislarse del mundo para vivir como ermitaño. Haciendo caso de una de las visiones místicas que le sobrevenían de tiempo en tiempo, se retiró a una cueva en un risco que hoy en día se llama St. Niklausen, no muy lejos de Flüeli.
Ahí pasó veinte años de oración y penitencia; testigos dejaron asentado que durante este tiempo se alimentó únicamente de la Eucaristía. Sólo salía para ir a misa y si su país lo necesitaba, como en 1481, cuando se suscitó un enfrentamiento con Austria.
Ese año, él instauró la paz con una región que se quería separar, con lo que consiguió preservar la unidad de la Comunidad Helvética. Esta participación en los asuntos de interés nacional le valió en Suiza el apelativo de “Padre de la Patria”.
Con el paso del tiempo, la fama de santidad y ascetismo de San Nicolás de Flüe, o simplemente el “Hermano Klaus”, se extendió por la comarca, y muchas personas acudían desde muy lejos a pedir sus consejos.
San Nicolás fue uno de los últimos grandes místicos de la Edad Media. Su tumba en Sachseln y la capilla de St. Niklausen, levantada en el sitio donde él tenía su retiro, se convirtieron pronto en los principales sitios de peregrinación de su país.
A pesar de que su culto fue aprobado desde 1669, San Nicolás de Flüe no fue canonizado sino hasta 1947, por el papa Pío XII. Es el santo patrono de Suiza, y el único santo tradicional nacido ahí.
SAN NICOLÁS DE FLÜE nos enseña a combinar la vida cívica con la vida religiosa.
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SAN NICOLAS DE FLUE Y SU BELLO TESTIMONIO DE VIDA NOS INVITA A SEGIR EN LA LUCHA DE ESA BELLA SANTIDAD ALA QUE TODOS ESTAMOS INVITADOS ESTEMOS DONDE ESTEMOS Y EN EL TIEMPO QUE SEA GLORIA ADIOS!
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