Hoy, 20 de enero, conmemoramos a Santa EUSTOQUIA CALAFATO de MESINA
SANTA EUSTOQUIA (1434-1485) nació en Mesina, Sicilia, siendo la última de seis hijos de una familia de comerciantes acomodados.
Desde muy pequeña, la niña, que se llamaba Esmeralda, mostró signos de una notable devoción, plena de espíritu franciscano. Cuando cumplió diez años sus padres la prometieron en matrimonio con un hombre mucho mayor, pero éste falleció poco tiempo después.
Finalmente, a los 15 años consiguió su anhelo de ingresar como novicia en el monasterio de las Clarisas de Santa María de Basicó, en Mesina, donde desde un principio destacó por su virtud y su piedad. Recibió las órdenes como Sor Eustoquia.
Debido a su deseo de seguir con enorme celo el rigor franciscano, nació en ella la idea de fundar un convento de monjas dispuestas a llevar una vida pobre y evangélica. Tras varios intentos, consiguió establecer el monasterio de Montevergine, que de inmediato recibió numerosas solicitudes de ingreso, dada la fama misericordiosa que la rodeaba.
Santa Eustoquia falleció en su monasterio, siendo muy querida por su comunidad de 50 monjas. Fue canonizada por Juan Pablo II en 1988.
SANTA EUSTOQUIA nos enseña la importancia de llevar una vida virtuosa al servicio de los demás.
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SANTA EUSTOQUIA (1434-1485) nació en Mesina, Sicilia, siendo la última de seis hijos de una familia de comerciantes acomodados.
Desde muy pequeña, la niña, que se llamaba Esmeralda, mostró signos de una notable devoción, plena de espíritu franciscano. Cuando cumplió diez años sus padres la prometieron en matrimonio con un hombre mucho mayor, pero éste falleció poco tiempo después.
Finalmente, a los 15 años consiguió su anhelo de ingresar como novicia en el monasterio de las Clarisas de Santa María de Basicó, en Mesina, donde desde un principio destacó por su virtud y su piedad. Recibió las órdenes como Sor Eustoquia.
Debido a su deseo de seguir con enorme celo el rigor franciscano, nació en ella la idea de fundar un convento de monjas dispuestas a llevar una vida pobre y evangélica. Tras varios intentos, consiguió establecer el monasterio de Montevergine, que de inmediato recibió numerosas solicitudes de ingreso, dada la fama misericordiosa que la rodeaba.
Santa Eustoquia falleció en su monasterio, siendo muy querida por su comunidad de 50 monjas. Fue canonizada por Juan Pablo II en 1988.
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