jueves, 25 de diciembre de 2014

25 de diciembre, día de Santa Eugenia


Hoy, 25 de diciembre, conmemoramos a Santa EUGENIA, Mártir.

SANTA EUGENIA (¿?-¿258?) nació probablemente en Alejandría, Egipto, que era entonces una provincia del Imperio Romano.

Las relaciones de la vida de Santa Eugenia en sus diferentes versiones (en lenguas griega, armenia, siria y etíope) coinciden todas en una situación notable.

Santa Eugenia era hija de un noble romano llamado Philippo y de su esposa Claudia. Philippo fue nombrado Prefecto de Alejandría de Egipto, por lo que se estableció ahí con su familia.

Desde niña demostró una inteligencia muy despierta y muchas inquietudes, entre ellas conocer el cristianismo, aunque fuera a espaldas de sus padres.

Cuando sus padres la comprometieron con Aquilio, el hijo del cónsul, Santa Eugenia se rehusó a obedecerles, y escapó junto con sus eunucos Jacinto y Proto.

Vestida como hombre, Santa Eugenia ingresó en un monasterio, ya que no había monasterios para mujeres, y adoptó el nombre de Eugenio. Su familia, mientras tanto, la creía perdida y la había dado por muerta.

El monje Eugenio se distinguió por sus excepcionales virtudes espirituales, al grado de que sus hermanos lo nombraron abad, y su renombre se difundió sin que nadie supiera que se trataba de una dama vestida de varón.

Atraída por su fama de santidad, una matrona de nombre Melancia quiso conocerle, y viéndolo se enamoró del abad. Santa Eugenia la rechazó, y como Melancia se sintió despechada denunció al abad Eugenio por conducta inmoral, acusándolo de algo que era incapaz de realizar.

Se inició un proceso, durante el cual la única manera de salvar su honor fue para Santa Eugenia revelar toda la verdad al prefecto, quien felizmente era Philippo, su padre.

La familia celebró con gran alegría el reencuentro con Santa Eugenia, y todos se convirtieron al cristianismo. Philippo llegó a destacar tanto por ayudar a los pobres, que los ciudadanos de Alejandría lo nombraron Obispo de la ciudad.

El resto de la familia se trasladó a Roma, donde Santa Eugenia y Claudia, su madre, fundaron un asilo para viudas y se dedicaron a enseñar la doctrina. Claudia atendía a las ancianas, mientras que su hija se hacía cargo de las jóvenes.

Una muchacha llamada Basilia, al enterarse de que Santa Eugenia profesaba el cristianismo, la denunció a las autoridades, junto con Claudia, Proto y Jacinto. Era la época de las persecuciones del emperador Valeriano.

Por negarse a adorar a los dioses paganos, Santa Eugenia fue martirizada de diversas maneras, hasta que finalmente fue ultimada con la espada. De esta forma, Santa Eugenia ofrendó finalmente su cuerpo al Señor.

SANTA EUGENIA nos enseña que la fe es más importante que las diferencias de sexo.


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