Hoy, 2 de diciembre, conmemoramos a San SILVERIO, 58º Papa.
SAN SILVERIO (¿?-537) nació en Frosinone, en Italia central, en la época en que la península itálica sufría la invasión de los godos y la invasión bizantina.
San Silverio fue hijo del papa (52º) San Hormisdas (514-523), quien estuvo casado antes de consagrarse a la vida religiosa.
Esto nos indica cierta cercanía de largo tiempo de San Silverio con la organización de la Iglesia, aunque sólo sabemos que era subdiácono en Roma.
En 536, el papa San Agapito I se encontraba en Constantinopla, intentando negociar con el emperador bizantino Justiniano condiciones favorables para la Iglesia y para Roma.
En circunstancias extrañas (se habla de envenenamiento ordenado por Teodora, la emperatriz, esposa de Justiniano), San Agapito falleció repentinamente en Constantinopla.
Al saberse en Roma la fúnebre noticia, San Silverio fue electo papa con el apoyo de Teodato, el rey ostrogodo que gobernaba Italia.
Sin embargo, el nombramiento de San Silverio no fue del beneplácito de Justiniano, ni mucho menos de Teodora, de modo que el emperador envió a su mejor militar, el célebre general Belisario, a tomar Roma.
Cuando los bizantinos llegaron a Nápoles la saquearon como nunca lo habían hecho los bárbaros. En Roma se temía que ocurriera lo mismo, pero gracias a la intermediación del papa San Silverio, los bizantinos expulsaron a los ostrogodos y entraron por las puertas abiertas de la ciudad sin que hubiera saqueo.
Teodato murió a manos de su propio pueblo, y Vitiges fue designado entonces como sucesor. Y lo primero que hizo el nuevo rey fue sitiar la ciudad de Roma, ocupada por los bizantinos.
Como los ostrogodos nunca intentaron atacar, Belisario sospechó que el papa estaba en tratos con ellos, y acusó a San Silverio de pretender traicionarlo.
Y la acusación fue el pretexto que Teodora necesitaba para remover a San Silverio de la Silla de San Pedro y sentar en ella a Vigilio, un personaje que ella podía manipular a placer.
Este fue el motivo por el cual San Silverio fue aprehendido en 537 por los hombres de Belisario, quienes lo despojaron de sus investiduras papales. A continuación fue condenado al exilio a la isla de Patara, en Licia, la actual Kalkan, Turquía.
El obispo de ahí se decidió a ayudar a San Silverio, e intercedió por él ante Justiniano, quien luego de algunos meses le otorgó finalmente el permiso de regresar a Roma.
Así lo hizo, sólo para encontrarse que había un nuevo papa, precisamente Vigilio, quien exiló nuevamente a San Silverio, esta vez a la isla de Ponza, o Palmarola. Tres semanas después de llegar ahí, el papa despojado falleció extrañamente, se dice que también envenenado.
SAN SILVERIO nos enseña el valor de la entereza ante las adversidades y los enemigos.
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SAN SILVERIO (¿?-537) nació en Frosinone, en Italia central, en la época en que la península itálica sufría la invasión de los godos y la invasión bizantina.
San Silverio fue hijo del papa (52º) San Hormisdas (514-523), quien estuvo casado antes de consagrarse a la vida religiosa.
Esto nos indica cierta cercanía de largo tiempo de San Silverio con la organización de la Iglesia, aunque sólo sabemos que era subdiácono en Roma.
En 536, el papa San Agapito I se encontraba en Constantinopla, intentando negociar con el emperador bizantino Justiniano condiciones favorables para la Iglesia y para Roma.
En circunstancias extrañas (se habla de envenenamiento ordenado por Teodora, la emperatriz, esposa de Justiniano), San Agapito falleció repentinamente en Constantinopla.
Al saberse en Roma la fúnebre noticia, San Silverio fue electo papa con el apoyo de Teodato, el rey ostrogodo que gobernaba Italia.
Sin embargo, el nombramiento de San Silverio no fue del beneplácito de Justiniano, ni mucho menos de Teodora, de modo que el emperador envió a su mejor militar, el célebre general Belisario, a tomar Roma.
Cuando los bizantinos llegaron a Nápoles la saquearon como nunca lo habían hecho los bárbaros. En Roma se temía que ocurriera lo mismo, pero gracias a la intermediación del papa San Silverio, los bizantinos expulsaron a los ostrogodos y entraron por las puertas abiertas de la ciudad sin que hubiera saqueo.
Teodato murió a manos de su propio pueblo, y Vitiges fue designado entonces como sucesor. Y lo primero que hizo el nuevo rey fue sitiar la ciudad de Roma, ocupada por los bizantinos.
Como los ostrogodos nunca intentaron atacar, Belisario sospechó que el papa estaba en tratos con ellos, y acusó a San Silverio de pretender traicionarlo.
Y la acusación fue el pretexto que Teodora necesitaba para remover a San Silverio de la Silla de San Pedro y sentar en ella a Vigilio, un personaje que ella podía manipular a placer.
Este fue el motivo por el cual San Silverio fue aprehendido en 537 por los hombres de Belisario, quienes lo despojaron de sus investiduras papales. A continuación fue condenado al exilio a la isla de Patara, en Licia, la actual Kalkan, Turquía.
El obispo de ahí se decidió a ayudar a San Silverio, e intercedió por él ante Justiniano, quien luego de algunos meses le otorgó finalmente el permiso de regresar a Roma.
Así lo hizo, sólo para encontrarse que había un nuevo papa, precisamente Vigilio, quien exiló nuevamente a San Silverio, esta vez a la isla de Ponza, o Palmarola. Tres semanas después de llegar ahí, el papa despojado falleció extrañamente, se dice que también envenenado.
SAN SILVERIO nos enseña el valor de la entereza ante las adversidades y los enemigos.
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